Blogia
Materiales de filosofía. Textos y comentarios

Nietzsche, "La Gaya Ciencia" §125

Nietzsche, "La Gaya Ciencia" §125 “El frenético” -¿No habéis oído hablar de aquel hombre frenético que en la claridad que precede al mediodía encendió una linterna, corrió al mercado y gritaba incesantemente: “Busco a Dios! ¡Busco a Dios!” -Como allí se encontraban muchos de aquellos que no creen en Dios, provocó una gran risa. ¿Es que Dios se ha perdido? decía uno. ¿Se ha extraviado como un niño? decía otro. ¿O es que está escondido? ¿Tiene miedo de nosotros? ¿Se ha hecho a la mar? ¿Ha emigrado? -así gritaban y reían en revoltijo. El frenético saltó en medio de ellos y los atravesó con sus miradas. “¿Dónde está Dios? -gritó-, ¡os lo diré!- ¡Nosotros lo hemos matado -vosotros y yo! ¡Todos nosotros somos sus asesinos! Pero ¿cómo hemos hecho esto? ¿cómo hemos podido bebernos el mar? ¿Quién nos dio la esponja para borrar el horizonte entero? ¿Qué hemos hecho que hemos soltado esta tierra de su sol? ¿hacia dónde se mueve ahora? ¿Hacia dónde nos movemos? ¿Lejos de todos los soles? ¿No nos precipitamos más y más? ... ¿No erramos como a través de una nada infinita?... ¿No viene siempre la noche y siempre más noche? ¿No hace más frío? ¿Todavía no oímos nada del tumulto de los enterradores que enterraron a Dios? ¡Dios ha muerto y nosotros lo hemos matado! ¿Cómo nos consolaremos, los asesinos de todos los asesinos? Lo más sagrado y más poderoso que el mundo hasta ahora poseyó se ha desangrado bajo nuestros cuchillos. ¿Con qué agua podríamos purificarnos? ¿Qué ceremonias de espiación, qué juegos sagrados, habremos de inventar? ¿No es la grandeza de este acto demasiado grande para nosotros? ¿No tenemos que devenir dioses nosotros mismos, para, al menos, parecer dignos de ella? ¡Nunca tuvo lugar un acto más grande -y, para siempre, quien nazca después de nosotros pertenece, en virtud de este acto, a una historia más alta de lo que toda historia lo fue hasta ahora!” -Aquí guardó silencio el frenético y miró de nuevo a sus oyentes: también ellos guardaron silencio y dirigieron a él sus miradas, extrañados. Finalmente, él arrojó su linterna al suelo, de modo que la linterna saltó en pedazos y se apagó. “Vengo demasiado pronto” -dijo entonces- “aún no es mi tiempo”. Este enorme acontecimiento está todavía en camino y viaja -aún no se ha abierto paso hasta los oídos de los hombres. El relámpago y el trueno necesitan tiempo, la luz de las estrellas necesita tiempo, los hechos necesitan tiempo, aun después de que han sido hechos, para ser vistos y oídos.

Orientación para el comentario:

“Dios” no es simplemente una tesis de ciertos pensadores o una creencia de ciertos creyentes; la “cultura occidental” se apoya en la consideración de una norma, de algún concepto de “lo verdadero” “lo bueno” “lo bello”, algún concepto de un “ser verdaderamente ser”; poco importa que se emplee o no la palabra “Dios”. Esto quiere decir que toda la cultura occidental se basa en la metafísica, en la distinción “mundo verdadero-mundo aparente” (Platón), siendo lo primero (lo supra-sensible) la norma que determina el ser de lo sensible, la condición de ser de lo sensible. La frase “Dios ha muerto” significa que el mundo suprasensible ha perdido su fuerza efectiva, que ya no funda la vida en el sentido de que su función hasta el momento ha sido “fundar” los valores morales con los que el hombre guiaba su vida, ahora el mundo suprasensible se revela como la negación misma de la vida porque se descubre su esencia: la nada. El “mundo verdadero” “es” “nada”, esto es, “Dios ha muerto”. Pero si esto es así, entonces ya no queda nada a lo que el hombre pueda atenerse y por lo que pueda guiarse. Por eso se encuentra en el fragmento citado la pregunta “¿No erramos a través de una nada infinita?”. La frase “Dios ha muerto” comprende la constatación de que la nada se extiende, de que en “ausencia” del mundo suprasensible “el más inquietante de todos los huéspedes (el nihilismo)” llama a la puerta.

Ante esta situación, la alternativa “vital” que plantea Nietzsche es: o bien -y esto es lo inmediato y ordinario- el nihilismo impera sin ser reconocido, y entonces precisamente es más fácil que nunca el hablar de criterios y normas y valores, porque tal charla no dice nada, y se puede estar más seguro que nunca de todo, porque nada compromete a nada... situación que Nietzsche describe como “el último hombre”; o bien -y esto es lo raro y difícil- se asume el nihilismo como tal, es decir, se prescinde de aquella charla, se sabe y se siente que nada (la vida) vale nada porque no tiene que valer nada, sino que es vida que tiene que ser vivida por la vida misma, esta “voluntad de vivir” que es capaz de enfrentar una existencia “aparente” es la situación que Nietzsche describe como “el transhombre”

2 comentarios

El damo -

Gracias por el fragnmento y por la orientacion, Nietzsche un kpo xD

la_rayuela -

Muy buenas. ¿Me permitirá usted que le agregue como uno de mis enlaces en mi bitácora? :)

Un saludo,